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A veces otros toman las decisiones por ti.

 Para la entrada de esta semana me estaba planteando escribir sobre mi reloj biológico porque me he dado cuenta de que últimamente solo quiero tener hijos 4 días al mes: los que estoy ovulando. Pero a veces otros toman las decisiones por nosotros, así que la entrada va a ir de otra cosa totalmente distinta.  Resulta que por #cosas, si el parejo y yo quisiésemos tener un hijo biológico, no sería recomendable que lo hiciésemos plantando la semillita de manera tradicional, sino que para asegurarnos de que nuestro bebé naciese sano tendríamos que someternos a una fecundación in vitro (FIV). Como las razones son médicas, la Sanidad Pública cubre el tratamiento, pero claro, las listas son inmensas. Teniendo eso en cuenta, hace unos meses decidimos empezar a mover los trámites para ponernos en lista de espera (aproximadamente unos 3 o 4 años en este momento, por la información que tenemos) y, mientras, ir aclarándonos. Total, lo peor que podía pasar es que nos llegase el turno, nos diésemos c

La crianza es servidumbre

 


 El otro día me crucé con este tuit. Mi respuesta es que si lo que uno quiere son cuidadores, sale mucho más a cuenta, económica y emocionalmente, ahorrar el dinero que te gastarías en un hijo e invertirlo en un profesional llegado el momento. Este tipo de afirmaciones siempre me han parecido mezquinas pero, por alguna razón, son de las primeras que te espetan cuando dices que no quieres tener hijos o que no sabes si vas a tenerlos: «Si no tienes hijos, ¿quién te va a cuidar cuando seas vieja?» o «Es que si no tienes hijos te vas a sentir muy sola en el futuro».

Estas afirmaciones hacen algo que creo que es un error: proyectan sobre los hijos los deseos de los padres. Los hijos no son un proyecto personal como puede ser montar un barco en una botella o armar una casa de muñecas. Los hijos son personas independientes que pueden o no parecerse a lo que uno espera de ellos y tener hijos para que cumplan una expectativa, ya sea que nos cuiden, que les guste la música o que sean médicos es un error garrafal. No por la decepción de los padres, que se la han buscado, sino por lo que esas expectativas pueden hacer a los hijos. 

Por suerte eso sí lo tengo claro: si acabo siendo madre tendré que aceptar, querer, educar y cuidar a mis criaturas partiendo de quiénes y cómo son ellos, y no de lo que yo quiero que sean o creo que deben ser. Creo que hay gente que no entiende que los hijos no son una realización de los padres, sino que son los padres los que están al servicio de la realización de los hijos. La crianza es una forma de servidumbre, creo. Puede ser una dulce servidumbre, eso sí, pero va en ese sentido y no al revés.


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